sábado, 1 de diciembre de 2018

OSTEOMALACIA: SÍNTOMAS Y PREVENCIÓN

La osteomalacia es una enfermedad del metabolismo óseo que se caracteriza por la disminución de la mineralización del hueso y afecta especialmente a personas de la tercera edad. Para que se produzca la mineralización del hueso se requieren sales de calcio y fosfatos. La absorción de estas sustancias, y más concretamente la del calcio, depende de la vitamina D, cuya principal fuente es la piel, donde se sintetiza por la acción de la luz ultravioleta que recibimos de los rayos solares. De este modo, es necesario un adecuado aporte de estas tres sustancias para que se produzca correctamente la mineralización de la matriz ósea y el proceso de osificación. Las causas más frecuentes de osteomalacia son las alteraciones del metabolismo de la vitamina D y del fosfato.

Los síntomas de la enfermedad son similares a los de la osteoporosis y van desde la asintomatología hasta pacientes que experimentan mucho dolor. Ahondando un poco más en la sintomatología de esta patología, nos encontramos con dolor esquelético difuso (el síntoma más típico), deformidades en los huesos (aunque no suelen ser muy llamativas), fracturas óseas por traumatismos mínimos, debilidad muscular proximal e hiperestesia ósea (sensibilidad exagerada ante los estímulos táctiles). En casos más graves, cuando el déficit de calcio es muy intenso, puede aparecer también tetania, una enfermedad que se caracteriza por la aparición de contracciones intermitentes y dolorosas de los músculos, temblores y espasmos musculares dolorosos. Algunos tipos de osteomalacia presentan síntomas más raros como talla baja, osificaciones de los ligamentos o alteraciones de la dentición.

Una de las principales funciones del personal de enfermería es la educación sanitaria. La osteomalacia es una enfermedad que se puede prevenir adoptando una serie de conductas en nuestra vida diaria. En primer lugar mejorando nuestro hábitos dietéticos, manteniendo una ingesta adecuada de vitamina D mediante el consumo de pescado, aceite de pescado, cereales, leche o huevos. En personas que no puedan seguir una dita adecuada, ancianos o pacientes con otras patologías se pueden administrar suplementos de vitamina D de forma profiláctica. Debemos aumentar también nuestra exposición a la luz solar (tomando siempre las precauciones correspondientes) y tratar siempre otras enfermedades renales o intestinales que pueden ocasionar déficit de vitamina D y causar en último término osteomalacia.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario