domingo, 25 de noviembre de 2018

VALORACIÓN DEL PACIENTE POLITRAUMATIZADO

Un paciente politraumatizado es aquel que presenta una o varias lesiones de origen traumático, de las cuales una o varias pueden comprometer de forma más o menos inmediata su vida. La enfermedad traumática grave es la primera causa de muerte en países desarrollados, solo por detrás del SIDA, en menores de 40 años. La mortalidad tiene tres picos: el primero a los pocos minutos del accidente y habitualmente se produce como consecuencia de la laceración de grandes vasos y/o lesiones en grandes órganos vitales; el segundo dentro de las primeras horas del incidente, debido fundamentalmente a hematomas subdurales o epidurales o roturas de bazo e hígado; el último tendría lugar en los siguientes días o semanas debido a sepsis y fallo multiorgánico.

La valoración del paciente politraumatizado debe realizarse en menos de 30 segundos y su objetivo es detectar lesiones vitales, que deben ser inmediatamente tratadas. Se establecerá para ello una secuencia protocolizada en sucesivas fases que denominaremos ABCDE. La primera consiste en asegurar la permeabilidad de la vía aérea. Se valorará la consciencia del paciente. Si está inconsciente se escucharán ruidos respiratorios y se le abrirá la boca para comprobar la permeabilidad de la vía aérea. Si existe obstrucción, se realizará maniobra de elevación de la mandíbula con cuello en posición neutra y se limpiará la boca. Se colocará cánula orofaríngea. El segundo paso es el control de la respiración. Tras exponer el tórax cortando las vestiduras se comprobarán sus movimientos y simetrías. Si la ventilación es inadecuada se aplicará mascarilla con aporte de oxígeno en alto flujo o intubación endotraqueal conectado a respirador volumétrico.

En el tercer paso se medirá el pulso: frecuencia, amplitud y regularidad. Se debe observar el color de la piel para valorar la oxigenación de los tejidos, y el relleno capilar para orientarnos sobre la perfusión tisular. No se toma la tensión arterial en esta fase. Para el control de las hemorragias se aplicará presión sobre la zona, nunca con torniquetes. En la valoración neurológica se debe valorar el nivel de consciencia viendo si el paciente atiende a estímulos verbales, dolorosos o a ninguno. Se aportará oxígeno mediante mascarilla o intubación orotraqueal o nasotraqueal (en caso de que el paciente esté consciente) y se colocarán dos vías venosas periféricas de grueso calibre. Se infundirá inicialmente suero salino y si el shock es por hemorragia se pondrá sangre cruzada.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario