Podemos definir la traumatología como la especialidad médica que se dedica al estudio de las enfermedades del aparato locomotor. Se encarga por tanto de las lesiones que afectan a los huesos (fracturas), ligamentos y articulaciones (esguinces, luxaciones) y músculos y tendones (roturas fibrilares, contusiones, tendinitis). También encontramos dentro de este campo enfermedades de tipo autoinmune como puede ser la artritis, o degenerativas asociadas a la edad como la artrosis. Los cuidados de Enfermería dependerán esencialmente del tipo de lesión traumatológica a la que nos enfrentemos. En muchas ocasiones la labor de Enfermería se basa en la administración del tratamiento farmacológico prescrito por el médico (por ejemplo en enfermedades como la artritis) para el control del dolor. Se deben conocer por ello técnicas fisioterapéuticas y saber aplicarlas dependiendo de las características de nuestro paciente. En otros casos, como fracturas (unas de las lesiones traumatógicas más frecuentes), se deben conocer técnicas específicas como tracción e inmovilización.
La tracción es la aplicación de una fuerza longitudinal, que alinea y estabiliza el foco de una fractura en caso de existir. Puede ser un procedimiento provisional o definitivo. Con ella se pretende recuperar la longitud y la alineación del hueso normal, reducir e inmovilizar la fractura, eliminar el espasmo muscular y por supuesto minimizar el dolor. Tenemos varios tipos de tracción: tracción manual, en la que la fuerza es aplicada de forma manual (por ejemplo la tracción cervical o la tracción en la fractura de Colles -fractura de la epífisis del radio-); tracción cutánea, que es aquella en la que la fuerza longitudinal será aplicada mediante sujeción cutánea con tira adhesiva, vendaje y aplicación de un peso (se usa por ejemplo en la fractura de cadera); y tracción transesquelética, que es aquella que se aplica directamente al esqueleto mediante clavos de Steinmann o agujas de Kirschner. A estos clavos o agujas se les cargaría un peso mediante cuerdas y poleas, consiguiendo así la tracción oportuna.
En traumatología muchas veces se deben realizar inmovilizaciones específicas dependiendo de la parte del cuerpo afectada. Así tenemos inmovilizaciones de extremidades (férulas), inmovilizaciones para columnas o traslados (camilla de tijeras o de cuchara), inmovilizaciones de la columna cervical (collarín cervical) etc. Estos tratamientos, cuya aplicación y mantenimiento son responsabilidad enfermera, son denominados tratamientos conservadores. Pero al margen de ellos existen también tratamientos quirúrgicos, empleados siempre como último recurso ante una situación especialmente grave. Un ejemplo de tratamiento quirúrgico sería la implantación de injertos óseos o las agujas de Kirschner antes mencionadas.
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