Uno de los tipos de lesión traumatológica más frecuente son las contusiones. Denominamos contusión a un tipo de lesión física no penetrante sobre un cuerpo causada por la acción de objetos duros, de superficie obtusa o roma. Los efectos del golpe varían enormemente según la fuerza, energía y características el objeto que causa la lesión. Los síntomas clásicos que permiten reconocer una contusión son el dolor, edema en ocasiones, y la falta de funcionalidad de la zona afectada. Si la contusión es leve, la persona generalmente puede continuar con sus actividades y el dolor aparece tardíamente. La contusión siempre es una lesión cerrada que no afecta a la piel, y por tanto no es susceptible de infección o contaminación externa, pero sí que los órganos pueden cambiar de color por efecto de la sangre derramada, formando hematomas y equimosis. Por tanto no debemos infravalorar las posibles complicaciones que pueda tener un paciente que ha sufrido una contusión, ya que es posible que se dañen músculos, tendones e incluso órganos internos. La complicación más grave que Enfermería debe vigilar es la hemorragia interna.
Dependiendo de la intensidad del impacto se pueden clasificar las contusiones en mínimas, leves o de primer grado, moderadas o de segundo grado y graves o de tercer grado. El tratamiento aplicado por el personal enfermero dependerá de la clasificación de la contusión en cuestión. Las primeras no necesitan tratamiento, únicamente se rompen pequeños capilares que provocan el enrojecimiento de la zona, llamado eritema, que desaparece en pocos minutos. No son muy dolorosas. Las segundas provocan la rotura de capilares y algunos vasos sanguíneos locales y superficiales, apareciendo la piel de un color violáceo. Son más dolorosas. Las terceras afectan a vasos mayores que al romperse provocan un acúmulo de líquidos en la zona, causando hematoma, dolor e hinchazón. Las cuartas lesionan los vasos de forma que la sangre deja de irrigar la zona y se produce necrosis del tejido. En este caso la zona aparecerá fría, inflamada y dura. Suelen aparecer fracturas y daños en órganos internos.
Contusión típica dónde podemos observar el color violáceo de la zona dañada. |
Las personas más propensas a sufrir contusiones son los niños pequeños (debido a que suelen sufrir caídas) y los deportistas debido a los movimientos bruscos que efectúan en muchas ocasiones. Podemos sufrir una contusión en cualquier parte de nuestro cuerpo, pero también existen zonas más propensas a ello. En primer lugar, la cabeza (especialmente en niños), aunque la mayoría de las veces es una contusión leve que únicamente deja un chichón que desaparece al cabo de uno cuantos días. En segundo lugar, las rodillas, debido a que son articulaciones prominentes, poco protegidas y muy vulnerables en caso de caída hacia delante. Son igualmente predominantes en niños y también en ancianos y bastante molestas debido a que las rodillas son esenciales para todos los movimientos de desplazamiento. El tercer sitio más frecuente serían las manos, pues en una caída frontal nuestro acto reflejo es apoyar las manos para proteger la cara del golpe. Actúan por tanto como amortiguadores pero no suelen ser graves ya que la piel de las palmas de las manos están preparada para resistir este tipo de golpes.
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