Una de las lesiones traumatológicas más frecuentes a las que el personal enfermero se debe enfrentar son los esguinces, es decir, la lesión de los ligamentos que unen dos huesos que forman una articulación debido a un movimiento muy brusco y excesivo. Se suelen producir en tobillos, muñecas, vértebras cervicales y dedos de las manos. Los esguinces son fácilmente reconocibles ya que el paciente presentará dolor en la articulación en cuestión, viéndose comprometida su funcionalidad, inflamación, rigidez articular, calor y hematomas debido a la lesión de algún vaso sanguíneo.
No todos los esguinces son iguales. Según su gravedad podemos encontrarnos tres grados. El grado 1 consiste en la distensión de parte del ligamento, sin incluir rotura ni arrancamiento del mismo. Aunque existe dolor e hinchazón, la articulación puede realizar movimientos normales. El grado 2 consiste en la rotura parcial o total de los ligamentos, por lo que el dolor se intensifica y no se pueden realizar los movimientos con normalidad. El grado 3 consiste en la rotura total del ligamento con arrancamiento respecto al hueso.
El personal enfermero debe informar al paciente de que muchos esguinces son fácilmente prevenibles utilizando calzado protector para los tobillos y otras articulaciones cuando se realicen actividades donde se ejerza presión en esas zonas (como ciertos deportes), evitando zapatos que no se adapten correctamente a nuestro pie, realizando estiramientos antes de realzar ejercicio, evitando tacones demasiado altos o gastados solo por un lado, fortaleciendo los músculos o corriendo/andando por superficies planas.
El esguince más frecuente es el esguince de tobillo. Por ello se adjunta a continuación un vídeo en el que el fisioterapeuta Roberto Junquera Landeta nos explica los distintos tipos de esguinces de tobillo que nos podemos encontrar.
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