Atendiendo al tipo de lesión en el tendón de Aquiles, podemos hablar de tendinitis, tendinosis o rotura del mismo. En el primer caso hablamos de una inflamación del tendón calcáneo, generalmente provocada por una sobre solicitación. El síntoma más evidente es el dolor, que comúnmente va apareciendo de forma progresiva, siendo leve y apenas molesto en sus primeros estadios, e invalidante y muy doloroso en casos agudos. Después de un periodo de inmovilidad, normalmente al despertarse, puede existir una sensación de rigidez y una sensibilidad mayor en esta zona, que remite en el transcurso del movimiento cotidiano, pero que aumenta si se reanuda la actividad deportiva.
En el segundo caso caso, el sufijo 'osis' nos habla de un proceso degenerativo, que en ocasiones empezó como tendinitis y que posteriormente fue cronificándose. Los síntomas son prácticamente los mismos que en el caso de la tendinitis, aunque el dolor suele estar más localizado en el punto de inserción que en todo el trazado de la vaina del tendón. Con frecuencia los pacientes refieren sensación de crepitación, e incluso sonido de chasquidos al movilizar ese segmento debido a la aparición de nódulos y adherencias.
En el caso de encontrarnos una rotura del tendón de Aquiles, que puede ser parcial o total, la lesión es invalidante y no permite por tanto al paciente el apoyo efectivo con ese pie. El dolor es mucho más fuerte que en los dos casos anteriores, y se manifiesta como agudo y punzante, llegando a percibirse el sonido del desgarro.
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