La cirugía es el último recurso del que disponemos para tratar una lesión traumatológica. Hoy en día muchas patologías se pueden tratar mediante este método. Por ejemplo: necrosis de cadera u osteocondritis femoral, artrosis de rodilla, osteoporosis, enfermedad de Paget, síndrome Femoroplatelar, fractura de tibia y peroné, lesión de isquitibiales, enfermedad de Raynaud etc. En la traumatología, los tipos de cirugía más comunes son:
• Cirugía abierta: se realiza un corte en la piel y los tejidos y mediante él se accede a las estructuras sobre las que se quiere trabajar.
• Cirugía mínimamente invasiva: se evita hacer grandes cortes y a través de unas pequeñísimas incisiones se introducen aparatos que permiten al cirujano observar en un monitor la zona a intervenir. Al dañar menos los tejidos con las incisiones y estar las heridas menos expuestas al exterior, se reduce mucho el riesgo de infecciones, y la recuperación del paciente es mucho más rápida.
• Cirugía percutánea: es un tipo de cirugía mínimamente invasiva que permite realizar las operaciones con unas incisiones muy pequeñas. Se debe mantener el control radiológico durante toda la intervención, y el cirujano guiará sus movimientos a través de esa imagen. Se aplica frecuentemente en las intervenciones del pie.
• Microcirugía: el cirujano se ayuda de un microscopio para realizar la intervención. Mediante él ve y manipular estructuras muy pequeñas o aquellas que están situadas en zonas extremadamente delicadas y que necesitan de una gran precisión en su manejo.
Estos métodos no se pueden utilizar indistintamente. Cada patología tiene su propia técnica quirúrgica, pues todas ellas son distintas y presentan sus ventajas e inconvenientes.
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